viernes, 29 de agosto de 2008

EL CONCEPTO DE EVALUACIÓN

I. DEFINICIÓN.

Uno de los componentes centrales del proceso educativo lo constituye la evaluación. Sin embargo, este concepto, que responde a una actitud natural de la vida diaria, adquiere una carácter complejo de múltiples significados cuando se le asocia al proceso educacional. Desde la perspectiva del sistema tradicional de enseñanza, la evaluación venía a constituir la última etapa del proceso educativo, en la que, fundamentalmente se trataba de determinar la naturaleza de los resultados alcanzados por los estudiantes. Desde la perspectiva del profesor, se podría asegurar que en muchas ocasiones la evaluación constituye una función profesional, un poco diferente a las demás. Por una parte el profesor enseña, demuestra critica, por otra evalúa. Parece como si mientras las funciones de enseñanza mantienen entre sí una relación basada en la una comunicación dialógica con el estudiante, la evaluación, sin embargo se mantuviera aislada, al final, como un dictamen de un juez externo al estudiante y no siempre deseable. En muchos casos, la evaluación se alza como una actividad que genera tensiones y decepciones, tanto al profesor, como al alumno. En estos casos parece hasta probable que el profesor se sienta liberado si no tiene que evaluar. Otras veces la evaluación se convierte para el profesor en supremo objetivo y adopta el rol de instrumento ordenador de la docencia y el aprendizaje. Hay profesores eminentemente obsesionados por alcanzar determinados niveles de aprendizaje en sus alumnos, para ello suelen dar un ritmo forzado al desarrollo del proceso educativo, dejando de analizar, sin embargo, la calidad de los logros obtenidos. No pocas veces la evalaución ha sido utilizada como instrumento de represión, de amenaza, de control y de sanción. Se esgrime la prueba como recurso motivacional para hacer que el estudiante estudie, cuando no existen materiales de aprendizaje significativos que logren estimular el interés por aprender.

En muchas ocasiones, la evaluación constituye un instrumento al servicio de la selectividad para determinar el ingreso a la escuela, por ejemplo, o para decidir la promoción a niveles superiores. En otras, sin embargo, la evaluación constituye un medio de perfeccionamiento para el profesor. Si se pregunta a los estudiantes qué significa para ellos la evaluación, probablemente sus respuestas estarán orientadas a tres percepciones: en primer lugar la situarán como un factor tensionante, en segundo lugar en una fuente de injusticia y decepción y, en tercer lugar, un medio para ejercitar la memorización. Muy pocos contestarán que les resulta una actividad desafiante que les permite subir su nivel de aprendizaje. Muchos estudios e investigaciones han reflejado que los alumnos entienden a la evaluación como un esfuerzo para alcanzar notas aprobatorias. Se estudia para superar exámenes y como propósito de nivel absolutamente más bajo, para aprender. En este caso, la tarea de aprendizaje del estudiante se orienta a “contestar bien” las preguntas que realiza el profesor. Esta actitud, desgraciadamente, constituye una anomalía del sistema educacional chileno. Algunos establecimientos educacionales, más de lo que se quisiera, definen el concepto de “calidad educativa” en base a la selección de los mejores estudiantes. Con ello pretenden mostrarse ante los padres y apoderados, como los establecimientos más adecuados para la educación de sus hijos. En este caso, la evaluación tiene un carácter eminentemente selectivo, al servicio de discriminar los “mejores” estudiantes. Permanecen en el establecimiento solo aquellos alumnos que superan un nivel promedio de logro, los demás deben abandonarlo. Más preocupante aún, la evaluación se transforma, estas instituciones y para los padres y apoderados (familia y comunidad), en una expresión de éxito o fracaso de los estudiantes, lo cual se asocia con la capacidad para desenvolverse con mayor o menor fortuna en el futuro, dentro de la vida laboral. De aquí el gran interés de las familias en que sus hijos obtengan “buenas calificaciones” y se ejerza una gran presión para la superación de los exámenes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante.